Se puede definir una auditoría de riesgos como una tarea exhaustiva para identificar riesgos. Pero, ¿esto no es lo que se hace en el proceso de gestión de riesgos rutinario? Sí. Sin embargo, la auditoría de riesgos va más allá: a la par con la consideración de riesgos no identificados y no evaluados con anterioridad, se avala o se comprueba la eficacia del trabajo realizado por las personas a las que se les ha asignado tal responsabilidad.
Una auditoría de riesgos es entonces, en otras palabras, la búsqueda de esos riesgos que hasta ahora han pasado inadvertidos por todos los filtros y controles. La importancia de la tarea se entiende si consideramos que un riesgo que tiene la posibilidad de ocultarse de tal manera, puede resultar lesivo en extremo.
Aunque el riesgo sistémico es característico del sector financiero y bancario, no es exclusivo del área financiera, y su impacto negativo puede alcanzar a organizaciones en todos los sectores, públicas o privadas. De ahí la importancia de implementar procedimientos eficaces para identificarlo y medirlo.
Riesgo sistémico, a veces confundido por la similitud fonética con “riesgo sistemático”, presenta importantes diferencias con respecto a este, y con el riesgo convencional. Diferencias que plantean un reto para su identificación, evaluación y medición.
El propósito en nuestra entrada de hoy no es otro que definir el riesgo sistémico, explicar por qué es diferente de otros tipos de riesgos, cómo afecta a las organizaciones de todos los sectores y, sobre todo, cómo identificarlo y medir su impacto negativo.
El análisis de brechas en ISO 14001 es el primer paso en la implementación de un Sistema de Gestión Ambiental basado en este estándar internacional. El análisis de brechas en ISO 14001 pretende encontrar las diferencias entre lo que hay y lo que se necesita para alcanzar la conformidad con el estándar.
Entonces, una organización que no ha implementado ningún Sistema de Gestión Ambiental, ¿no tendría que realizar el análisis de brechas en ISO 14001? Sí. Es necesario hacerlo porque todas las organizaciones, aún sin percibirlo, hacen algo para proteger el medio ambiente. Y, en algunos casos, lo que hacen es mucho y con ello logran la conformidad con un buen número de requisitos.
Establecer si las evaluaciones de riesgos son adecuadas y suficientes es una de las responsabilidades del auditor de riesgos. Realizar evaluaciones de riesgos efectivas resulta esencial para la supervivencia y el crecimiento de la organización.
No obstante la importancia de la tarea, son muchas las organizaciones que se equivocan al emprenderla. Pero esto, que sucede con mayor frecuencia de lo que pensamos, no es tan grave si tenemos un auditor de riesgos que encienda la alarma a tiempo y advierta sobre la insuficiencia de las evaluaciones de riesgos o la práctica inadecuada de ellas.
La resolución de problemas complejos es una habilidad que hoy se considera indispensable en el mercado laboral. Habilidad que ha despertado el interés del área de gestión de riesgos y oportunidades, y que requiere, como primer paso, definir el problema.
El tema cobra especial interés para los profesionales en gestión de riesgos y oportunidades, a partir de la declaración emitida en el año 2020, dentro del “Informe sobre el futuro del empleo 2020” del Foro Económico Mundial.
Al finalizar 2020 nadie podría haber augurado como se desarrollaría este año 2021. El auditor de riesgos corporativos no puede sin embargo sumarse al grupo de personas que declaran su incapacidad para vaticinar los peligros que pueden afectar a personas u organizaciones en un determinado año, aunque las circunstancias sean complejas o impliquen un alto grado de dificultad.
Los profesionales en gestión de riesgos, pero especialmente el auditor de riesgos corporativos, deben anticiparse a los acontecimientos e identificar las principales áreas en las que se debe enfocar la gestión, para eliminar, minimizar, compartir o prepararse para aceptar riesgos.
Aún existen muchas organizaciones en las que la gestión de riesgos tiene unas prioridades y la estrategia de negocio otras. Integrar la gestión de riesgos en los procesos comerciales, operativos y administrativos de la organización parece el camino obvio para aunar los esfuerzos en una misma dirección.
Si bien, ponerlo en práctica no es siempre una tarea fácil. Y aunque es cierto que todas las organizaciones hacen algo para prevenir los riesgos, también lo es que desde la Dirección de muchas de esas organizaciones no se considera necesario integrar la gestión de riesgos en los procesos de la organización en todos los niveles.
La figura del auditor de riesgos adquiere hoy importancia crítica para un gobierno corporativo sólido. Las funciones del auditor interno de riesgos garantizan que la organización hace lo correcto para identificar riesgos, de calidad, medioambientales y de seguridad de la información, pero también financieros, operativos, comerciales, sociales, éticos y de cumplimiento.
Las funciones del auditor interno de riesgos son hoy reconocidas en todas las áreas de una organización que encuentran ventajas en el trabajo de este profesional y valoran su contribución a la mejora continua del Sistema de Gestión de Riesgos.
Con el final del primer semestre del año aparece la premura por presentar informes a la Alta Dirección. Los informes de riesgo son una prioridad en este momento, con la misma dimensión e importancia que los contables y financieros.
Son una prioridad porque la Alta Dirección necesita conocer y comprender los riesgos a los que está expuesta la organización, las acciones que se han tomado para gestionarlos y la efectividad de las mismas.